
Decidíte. No se puede pasar la vida
en un quiero pero no puedo,
en un puedo pero no debo,
en no sé en verdad qué es lo que quiero.
-Me casaría con vos de lunes a viernes-
dijiste. Pero otra voz dentro tuyo tronó más tarde:
-¡Lástima que no se puede!-
Y no dijiste no puedo, no dijiste no puedes,
tan sólo un ascéptico e impersonal no se puede.
¿Sabés? Hace mucho
que alguien no me decía algo tan lindo.
Sobre todo porque yo había pensado decirte lo mismo...
¿Suena muy loco, no? Pero de verdad lo pensé.
Ya podemos ser amigos...
Por lo demás...
decidíte. O... (sos un hombre con talento:
quizás ya te has decidido).
Pero por favor: sin problemas ni culpas
(-Seguro!- puedo escucharte).
Que uno quiere porque quiere,
que el no sé es una mentira
y uno puede cuando quiere,
Porque ¿sabés? quizás yo desee tus besos
mientras vos no me beses.
Mas ¿cómo saberlo?
Por eso, atrevéte.
¿Sí o no? ¿Qué puede pasar?
¿Qué puede pasar si sí?
¿Qué puede pasar si no?
Si el sí o el no es mío o es tuyo,
si es un sí o un no compartido,
una muda pregunta rodó por el aire.
Lanzaste una flecha: ¿la podés atajar?
Decidíte. Por vos.
No por mí ni por otros.
Porque el mensaje no es contundente.
Pero lo son tus ojos, lo es tu sonrisa,
lo fue tu mano cuando rozó apenas la mía
en una eléctrica pregunta
que ya tenía respuesta.
© Laura S. Schapira
Todos los derechos reservados
-
No hay comentarios:
Publicar un comentario