Estás perdido.
Cuando noche a noche me acarician tus palabras
y me invaden cada surco, en cascadas de deseos,
te amarro a mis soles nacarados y sedientos,
de volcánicos destiempos, sin pasado ni mañana.
Para mi sed
bastan tus aguas.
Para tu hambre,
los caminos subterráneos de mi alma.
Estás perdido.
No hay afuera en mis montañas.
No podrás huir.
Ni yo.
Sumisamente acepto
que te has perdido en mis entrañas.
Que escondí las llaves,
me llevé los candados,
te robé la salida
y habrá que hacerse cargo
de quererse aquí y ahora
como quiere el polvo seco
la magnética tormenta que lo arrasa.
© Laura S. Schapira
Todos los derechos reservados
Cuando noche a noche me acarician tus palabras
y me invaden cada surco, en cascadas de deseos,
te amarro a mis soles nacarados y sedientos,
de volcánicos destiempos, sin pasado ni mañana.
Para mi sed
bastan tus aguas.
Para tu hambre,
los caminos subterráneos de mi alma.
Estás perdido.
No hay afuera en mis montañas.
No podrás huir.
Ni yo.
Sumisamente acepto
que te has perdido en mis entrañas.
Que escondí las llaves,
me llevé los candados,
te robé la salida
y habrá que hacerse cargo
de quererse aquí y ahora
como quiere el polvo seco
la magnética tormenta que lo arrasa.
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