EL OJO DEL HURACAN



Y es esta necesidad que no tiene día ni noche,
que crece, inagotable, hasta la senda misma de la vida
como un túnel que se agranda ante el fulgor de la salida,
como un espiral que se ensancha en la rodada
donde imparable ya, aumenta la velocidad,
el vértigo se hace ley y sólo quedamos tú y yo
en perfecta sintonía,
con esta furia inacabable de más besos,
de más lengua, de más alma,
con esta enloquecida sed, viajante por eones,
de tus manos, mis caricias,
tu cuerpo y el mío apretados
en un amor grande y seguro,
sobreviviente
hasta de estas terribles marejadas.


© Laura S. Schapira
Todos los derechos reservados

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