LA MARCHA



Raudamente mis corceles
marchan en silencio por tu alma.
Nada podría detenerlos
siendo yo su reina y generala.


A curar tu corazón
de las heridas más aviesas,
a poner sobre tus llagas
el embrujo de un poema, una canción.


Que hechizada por tu amor
voy germinando yo en tu mente
como un capullo que se crece
y se abre en ilusión.


Como presa de este incurable amor
que me persiste,
radiante, inexorablemente cierta,
clamorosamente tuya marcho en vos.



© Laura S. Schapira
Todos los derechos reservados

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