Con violencia te deseo.
Ferozmente te acecho
a la captura del menor gesto
que denote una caricia.
Silenciosa, exploro tus caminos.
Despacio me deslizo
en los pliegues de tus recónditos sentidos,
saliendo al cruce en tu mirada.
A zarpazos me abro lugar
en las enredaderas de tu alma
a la caza de la más mínima sonrisa,
buceando en tus parajes más ocultos.
Habiendo conocido yo tus besos,
fervorosos los recuerdo.
Habiendo conocido tus caricias,
una a una las defiendo.
Y desde la inmortal altura
que encandila este deseo
yo te exijo, yo te mando
responder febrilmente a esta pasión que nos existe,
Ferozmente te acecho
a la captura del menor gesto
que denote una caricia.
Silenciosa, exploro tus caminos.
Despacio me deslizo
en los pliegues de tus recónditos sentidos,
saliendo al cruce en tu mirada.
A zarpazos me abro lugar
en las enredaderas de tu alma
a la caza de la más mínima sonrisa,
buceando en tus parajes más ocultos.
Habiendo conocido yo tus besos,
fervorosos los recuerdo.
Habiendo conocido tus caricias,
una a una las defiendo.
Y desde la inmortal altura
que encandila este deseo
yo te exijo, yo te mando
responder febrilmente a esta pasión que nos existe,
olvidarte los temores,
ser constante en el abrazo.
ser constante en el abrazo.
Y sabiéndome tu reina
yo te mando y te conmino
a desatar tus volcánicas tormentas,
arrasando a fuego, sin tibiezas,
desde lo más profundo de este deseo sin igual.
© Laura S. Schapira
Todos los derechos reservados
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