SOLES COMPARTIDOS



La primer imagen que me vuelve en el recuerdo es el brillo en tu mirada: ese contacto silencioso en que somos, sin palabras.
Tus manos cálidas y el abrazo. El ahogo en el perfume de tu cuello.
La cálida eternidad de nuestras almas, que después de tanto tiempo nuevamente se encontraron.
Donde vos estás desaparecen los problemas, las fricciones, los nudos y las guerras. Se siembran los caminos de amapolas amarillas. Verdean los montes y se hace más fácil la subida.
Donde vos estás se circundan los caminos de colchones de azaleas.
Y tu belleza empalidece sin embargo toda calma.
Algo tiembla en mí cada vez que me busca ansiosa tu mirada.
Algo en mí es tal cual como soñabas.
Algo en mí ha reverdecido y se confunde por momentos con el aroma a azaleas de tu cuello.
Estoy tan feliz de haber vuelto a aquéllo tan perdido, que al hundirme en tus ojos ya casi no sé si son tuyos o son míos, como que siempre has sido dentro de mi alma. Como que aún pareciendo que no existías, vos ya estabas.
Tanto así que conoces cada célula en mi  cuerpo.Te permites dibujarme, recorrerme, sin siquiera ser tocada.
Y me pintas de colores como te soy en algún sitio, muy adentro en tus entrañas.
Y te siento en mi sangre, como si en mi sangre vos estaras.
Tu belleza es mucho más que tu mirada. Tu belleza es aún más perfecta y tal cual a la soñada.
Por los siglos y los siglos yo me preguntaba: ¿Dónde estás, que no estás cerca? ¿Dónde?  Y no llegabas...
Extraños designios volvieron a juntarnos. Nada  cambió mas todo cambia...
Te amo como entonces: eso nunca cambia.
Mas nos devienen otros modos... qué difícil, qué  imperfecto, como si fuera una muralla.
Y aún así, ya nada se interpone. El tiempo evoluciona y en algún momento ese muro transparente no estará: no será nada. Y en un nuevo espacio de soles compartidos renaceremos de alegrías tanto más perfectas que será todo.
Y por fin será la paz.
Por fin será la calma.


© Laura S. Schapira
Todos los derechos reservados

-

No hay comentarios: