Yo no quería.
Tus aguas invadieron mi vida.
Eran cálidas, mansas.
Me dejé cercar por su ardiente caricia.
Y tan cerca de todo,
tus ojos brillantes,
abandonaste el camino.
Conocías mis montañas
pero de trepar te cansaste.
Con tus aguas más turbias
bajaste.
Enlodando laderas
con tus vergeles vacíos.
Tan cerca de todo
bajé de nuevo a limpiar las malezas.
Te di mis jazmines
y en su lugar
dejaste tus cardos espinos.
Ya no puedo ayudarte.
Tus aguas de lodo barrieron
con muchos peldaños
de aquélla escalera que tendí
cuando ya te quería.
Pero tu lava aún está ardiendo
en mis montañas.
Y me duele la huella
de cada pisada
que tú dejaste en mi vida.
© Laura S. Schapira
Todos los derechos reservados
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