Un tarde llegó un hombre,
me estrechó en sus brazos
y robóme un beso.
Me gustó el abrazo,
me gustó ese beso.
Una noche vino ese hombre
y soltó sus caricias:
recorrieron mi cuerpo.
Una noche sin prisa
compartimos deseos.
Mas no fue solamente esa noche,
no fueron solamente sus besos.
Se quedó ese hombre en mi vida,
se quedó ese hombre en mis sueños.
© Laura S. Schapira
Todos los derechos reservados
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