LA RUEDA


Arrecia la tormenta
mas no importa: estoy liviana.
La rueda no se frena,
la rueda no se para.

Cuanto más se pone a prueba
más acorta la distancia.
Cuanto más me desafía
más me salto a otro mañana.

La rueda no se frena
ni se detiene nunca a nada.
Y en el rayo y en la sombra
todo sirve a mi mirada.

Y la rueda no se frena,
la rueda no se para.
Arrecia la tormenta
y me sostengo de mis alas.

Todo en mí arremete y me conmina
a saberme por encima de la nada.
La rueda no se frena
ni se detiene en la esperanza.

Arrecia la tormenta
y yo vuelo con más ganas.
Y me sostengo de la idea
y me sirvo de mis aguas.

La rueda no se frena,
La rueda no se para.
Cuanto más me corre, me agiliza
y me obliga hasta agotarla.

La rueda no se frena,
la rueda no descansa.
Y gira la tormenta
con sus engranajes que no espantan.

La rueda no se quiebra,
la rueda no se para.
Toda hora se hace eterna
ante los ojos de mi alma.

Y me vuelve y desafía
y me obligo hasta agotarla.
La rueda no se frena,
no se detiene ni se para.



© Laura S. Schapira
Todos los derechos reservados
 
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