El “no” parece ser
un monosílabo poderoso en mi vida.
Se repite una y otra vez.
Se repite con fuerza,
descaradamente,
y salvajemente prescinde de mis deseos.
El “no” con su rueda
a su paso aplasta sueños,
destruye vidas.
Siembra lágrimas, construye dolores
y fecunda olvidos.
Olvidos...
que nunca se olvidan.
A tus pies me rindo, Señor.
Mas si Tú me permites
voy a despedazar los “noes”
hasta que no quede ya ninguno.
Como si fuera un enorme,
mal sueño.
Y comenzaré vida nueva.
Déjame hacerlo! ¿Sí?
Que ya que no existe espina
que yo no conozca,
déjame conocer algún día las rosas!
© Laura S. Schapira
Todos los derechos reservados
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